sábado, 19 de mayo de 2018


¿…y sí Falcón gana?

Por Wolfgang U. Molina (*)

Es un escenario improbable que cada vez parece más plausible. Evidentemente Maduro tiene todo para ganar. La oposición esta desmovilizada y dividida. La abstención se ha impuesto y Falcón no logró abrir brecha quedando estancado en las encuestas. Hasta se hablado de un virtual empate técnico con Bertucci. Sin embargo, la gran clave de lo que pasará en domingo radica en el hecho que Tibisay dará el resultado que Maduro le diga.

El escenario de reelegirse se presenta ante Maduro particularmente sombrío e insostenible. La situación económica se anuncia desesperante con una PDVSA en pérdida operativa por la falta de inversiones y la fuga masiva se sus técnicos. Para colmo, crecen las incautaciones de sus activos en el exterior por ex socios que le han ganado demandas judiciales por incumplimiento de contratos y expropiaciones. Simplemente, Venezuela no tendrá suficientes dólares para importar la gasolina que ya no produce.

En lo político, el régimen enfrenta serias amenazas, tanto en lo externo como en lo interno. Al peligro de una cada vez más factible intervención externa por un Trump envalentonado, se suman unas Fuerzas Armadas a punto de fractura y un chavismo dividido y en desbandada con un tufo a traiciones. El desprestigio internacional puede pasar al desconocimiento y a la deslegitimación. El propio apoyo de Cuba podría resquebrajarse si la nueva dirigencia cubana se dejara convencer por los europeos de “soltar a Venezuela” y su tambaleante auxilio petrolero, y sustituirlo por una tangible ayuda financiera a la isla por la Unión Europea.

Existe un chavismo disidente y encumbrado, que ha buscado desde hace cuatro años la salida negociada de Maduro desde que éste mostró su falta de disposición a introducir reformas económicas y a lograr cierta distención con la oposición después de la muerte de Chávez. Desde adentro, ese chavismo trató de reformarse siguiendo el modelo adeco. Ramírez quiso lograr una transformación económica que los “duros” no aceptaron. Entonces brotaron rebeldías como las del Partido Comunista de Venezuela y demás movimientos devenidos partidos como Marea Socialista, Podemos, Patria Para Todos (PPT) y sus derivaciones como Avanzada Progresista de Henry Falcón.

Con la intransigencia de Maduro y el chavismo dividido en duros y blandos, entre estos surgió la idea de conformar una alianza con los sectores blandos de la MUD. El plan era ir una transición del poder a lo Chamorro, buscando desmontar la bomba de tiempo de una salida abrupta del poder, pero preservando los negocios y las fortunas mal habidas por la boliburguesia, y todo, con la más absoluta impunidad para la dirigencia implicada en delitos de asesinatos, narcotráfico, robo de dinero público, etc. A cambio, se cedería (compartiría) el poder por un tiempo, dejando que la oposición devenida gobierno, se “queme” políticamente aplicando medidas impopulares para corregir el desastre económico que deja el chavismo. La mala imagen internacional mejoraría con la muestra de “alternancia democrática”.

Si Falcón ganara (se le adjudicara) la presidencia, quien ganaría en realidad sería Maduro. Ganaría tiempo para modelar una transición a su conveniencia mientras baja la presión internacional. Durante ocho largos meses de interregno con un presidente en ejercicio y otro electo, se podrían lograr acuerdos que permitan al chavismo sobrevivir, e inclusive cogobernar, bajo la forma del famoso gobierno de “unidad nacional”. Al límite, sí no se lograra un entendimiento ventajoso, al régimen le quedaría el recurso de la Asamblea Nacional Constituyente que podría imponer las condiciones que una negociación no consiga. Incluso, si Falcón se pone “cómico”, podría imponerle un “Consejo de Ayatolás Bolivarianos” o vaciarlo de poder nombrándole un “Protector” o algo así, tal y como lo hace con los gobernadores de oposición.

En fin, si a Falcón no lo hacen ganar, a Maduro le convendría nombrarlo vicepresidente o algo así. Es una pieza clave para establecer puentes con la MUD electorera. A Falcón le convendría también, pues ya no tiene espacios en el chavismo y menos en la oposición.


Twitter: @WolfgangUMolina

sábado, 12 de abril de 2014



Esta es la Cruz de Borgoña. Según Wikipedia “La Cruz de Borgoña o Aspa de Borgoña es una representación de la Cruz de San Andrés en la que los troncos que forman la cruz aparecen con sus nudos en los lugares donde se cortaron las ramas. Este emblema ha sido incluido en los escudos de armas y en las banderas de España, tanto de tierra como de mar, desde 1506, época de su introducción con la Guardia Borgoñona de Felipe el Hermoso, hasta nuestros días, …” Si habría que elegir un símbolo o una bandera bajo la cual se reconstituya la gran patria hispanoamericana, no habría otra con más mérito ni abolengo que la Cruz de Borgoña.

Articulos publicados en El Universal:

http://www.eluniversal.com/opinion/nuestras-firmas/wolfgang-u-molina

jueves, 29 de marzo de 2012


Mi Credo Político


Creo en el ser humano tal cual es, bueno y malo a vez.

Creo en la libertad para pensar, para decir, para escuchar, para creer, para tener, para vivir, para crear, para procrear, más allá de las ideas.

Creo en la búsqueda de la felicidad como fin de la vida y que lo que es felicidad es un asunto de cada cual.

Creo en el libre albedrío como herramienta para conseguirla.

Creo que estos son mis derechos.



Creo en el carácter gregario del hombre y en su natural propensión a vivir en sociedad, grupo, comuna, clan, en fin o como quiera llamarse.

Creo en la sociedad como escenario para buscar la felicidad, vivir, reproducirse y dejar huella.

Creo que lo que es bueno para el individuo, es bueno para la sociedad, pero no viceversa.

Creo que de existir algo como la “felicidad de la sociedad”, sería solo una percepción derivada de la felicidad de los individuos que la componen.

Creo que corresponde al individuo decidir como ser feliz, no a la sociedad.



Creo en los impuestos como forma de contribución del individuo a la sociedad, pero no la única.

Creo que cada individuo debe producir para satisfacerse y dar una parte para los fines de la sociedad.

Creo que los fines de la sociedad son los mismos del individuo, pero que conviene perseguir en común esfuerzo.

Creo en la solidaridad voluntaria del individuo para ayudar a otros a sobrevivir, valorarse, producir, satisfacerse, cooperar con la sociedad y ejercer sus derechos.

Creo que estos son mis deberes.



Creo en la necesidad del Estado como representante de la sociedad, pero no para sustituirla.

Creo que el fin del Estado es asegurar la libertad y la igualdad de derechos y deberes de los individuos.

Creo en la democracia, en la libertad de expresión, en la separación de poderes, en la alternabilidad y en el respeto de las minorías.

Creo en las elecciones libres y transparentes para elegir a los administradores, siempre temporales y prescindibles.

Creo que el Estado no tiene derechos, solo deberes que deben estar limitados y escritos en la ley.



Creo en un hombre libre en una sociedad de iguales.

Creo solo en la igualdad en cuanto a derechos y deberes, y en la libertad de cada individuo para ser distinto y único.

Creo en esta igualdad sin importar raza, sexo, religión, edad,..bla, bla, bla, pero creo en la libertad para elegir a mis amigos.

Creo que todo intento para “igualar” a los hombres es sometimiento y usurpación de su libertad.

Creo que es deber del Estado hacer que todo esto se cumpla.



Creo en la libre empresa, en el libre comercio y en la libre competencia.

Creo en la maximización de la riqueza individual como único medio para maximizar la riqueza colectiva y así preservar la especie y su hábitat.

Creo que el mercado es la expresión económica de la libertad de los individuos en sociedad y el resultado del ejercicio de sus derechos y deberes.

Creo que burlar al mercado equivale a burlar los derechos y deberes de cada uno de los individuos,

Creo que es deber del individuo exigir al Estado hacer que esto se cumpla.



Artículos   publicados por Wolfgang U. Molina en El Universal:

sábado, 3 de marzo de 2012